"Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra".

James Russell Lowell (1819- 1891),

poeta y crítico estadounidense





jueves, 25 de octubre de 2018

Insomnio




Llega el día dubitativo, tambaleándose entre el sol y la luna, entre la luna y el sol.
Su única misión, apagar las estrellas cansadas de alumbrar tortuosos caminos de ciegos andantes.
Llega la noche decidida, determinante. Con  una autoridad desconocida abre la puerta a los astros que no pueden caminar de día. Y la luna no aparece, no llega, tiene sueño, no ha dormido. Rezagada, entre nubes y colinas esperando ver al sol, se ha desvelado. Errante por las horas diurnas, eternas, ha perdido su arrojo y entre suspiros le pide perdón a la noche.

sábado, 6 de octubre de 2018

Blanca y fría



Blanca y fría la primera mañana de la primavera.

Su manto cubre la estancia oscura que habitas. 
Envuelta en piedras y espinos que ahuyentan a las fieras,
pero que laceran mi espíritu y mi alma tiembla  por tu ausencia, de frío.

Blanca y fría la primera mañana de la primavera

Bulle mi sangre, y mi corazón no deja de sentirte cerca, 
envolviéndome con el calor de tu mirada,  dulce y cariñosa,
protectora y agradecida… Llena está mi casa de tu figura etérea,
de tu presencia ausente.

Blanca y fría, la primera mañana de la primavera. 





miércoles, 26 de septiembre de 2018

Cada día traerá su propio afán



¡¿Qué fue de mi vaso?!
¡No le vi la fisura por donde fue perdiendo la savia que guardaba!
Lo encontré vació, yo que continuamente lo colmaba. ¡Y contra más, menos contenía!
¡Cuánto por tan poco recibí, y qué exiguo mi procurar! ¿Cómo lo hice, si darlo todo era mi afán? Toda una Paradoja, logré lo contrario a lo perseguido.
De tan poca valía era mi dádiva que no fue apreciada. Tan poco valor representaba que se perdió en la nada. Tal como si mi alma no existiera.
Mis manos de alfarero; escuálidas, contraídas, y apenas sin fuerza, moldearán otro cáliz más dadivoso, que no sea ignorado, sino amado.

jueves, 15 de febrero de 2018

PEÑA ISASA, ¡MUCHOS LA VEN Y POCOS LA PASAN!



"Si Montejurra fuma  y Peña Isasa rasa, coge la manta y vete a casa"  Es un dicho popular con el que nuestros ancestros  predecían el tiempo que iban a tener, sin equivocación alguna.
Para llegar a la cima tenemos varias rutas. Elegimos el ascenso desde  Turruncún. Un pueblo de unas 300 almas a principios del siglo XX y que actualmente está abandonado. Derruido. En su crónica un detalle curioso. En 1965  todavía era un pueblo habitado, construyeron una nueva escuela, que  nunca se llegó a utilizar. Tal vez sus ánimas se pregunten aún, el porqué de semejante dislate.
Dejamos el coche junto a un merendero y seguimos la pista forestal que bordea el monte hacia la cima. Como nos resultaba un tanto aburrido, acotamos la subida monte a través, siguiendo entre matorrales por “senderos de cabras”.
Cruzamos un cortafuego repoblado de pinos y arbustos, que a duras penas soportaban el peso de la nieve caída la noche anterior. Las aulagas todavía sin florecer,  disfrazadas de blanco, disimulan las espinas que al rozarlas, te dibujan la piel aun a través de la ropa de invierno. Por esta zona es fácil encontrar buitres, búhos reales, lirones y lagartos entre otros… estaban aletargados.

 El silencio era total. Roto a veces por rachas de viento que arrastrando bolinches de nieve –semejantes a pequeños proyectiles-  se incrustaban en la cara sin remedio.
Al. 1475m  cota 570
Cuando llegas a la cima y desde el picacho más alto, encuentras un paisaje espectacular.  Monterreal con sus hayedos y pinos, Peñalmonte totalmente blanco, y toda la vega del Ebro comenzando a dar sus primeros brotes verdes. Un contraste sorprendente.
       El esfuerzo mereció la pena y tuvo su recompensa:  El silencio  -interrumpido a veces  por otros senderistas-, la paz, el aire puro que respiras es de un valor incalculable.
Será un recorrido que volveremos a hacer pero partiendo de Arnedo. Bien abrigados porque es cierto aquello de que: “Cuando la nieve llega a Isasa, coge la manta y vete a casa”.