"Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra".

James Russell Lowell (1819- 1891),

poeta y crítico estadounidense





lunes, 23 de febrero de 2015

¡EL EQUIPAJE ESTÁ LISTO!


Sin prisa, sin una pausa, bajo el manto de una llovizna que caía  silenciosa, gotas microscópicas que apenas mojaban,   caminaba absorto en sus pensamientos hasta que el canto de un jilguero le abstrajo de su cavilación. Entorno reinaba la paz, los árboles  desprendían su particular aroma, las flores silvestres acompañaban con su extenso colorido  cubiertas en parte por las hojas que se desprendían de los árboles, día a día del cálido otoño.
¡Eh, Manuela! ¿A dónde vas?  ¡Espera! Y echó a correr con la ilusión de alcanzarla y acompañarla por la vereda como hacían siempre; charlaban contándose sus  historias, compartían experiencias un tanto enriquecedoras, correteaban   cual mariposas revoltosas entre las flores. Eso era lo que quería y corrió y corrió y corrió.
¿Perdone, señor, le puedo ayudar? Jadea demasiado, ¿se encuentra bien? Tanta prisa no le puede reportar nada bueno.
¡Es Manuela, que se aleja, tengo que alcanzarla. ¡Manuelaaa!
Sosiéguese señor, Manuela no está,  en la vereda solo estamos nosotros. Usted y yo. ¡Tranquilícese por Dios!. Le va a dar un infarto o algo peor.
¡Manuela……..! ¡Oh! Manuela,…….. Creía haberla visto, llena de vida, sonriente me llamaba ¡con tanta alegría!. ¡Dios mío! ¡Tengo que llegar al hospital….. ¡Está llamándome!, seguro que lo está haciendo. ¡No puedo abandonarla ahora!.
Vamos, señor, yo le llevo. No puede volver a correr en las circunstancias  en que se encuentra.
Manuela, ¿qué tal has pasado la noche?
Solo el silencio le contestó. Manuela yacía quieta, blanca, apenas sin respirar, conectada a un sinfín de cables que la mantenían vivía. Aletargada, pero viva.
Manuela, he soñado que nos íbamos a Islandia. Tu gran sueño ¿recuerdas? Hacia muchísimo frio y tu cara aterida me miraba y me hacia guiños. ¡Qué sueño tan bonito! ¡Estabas tan feliz!
Manuela sigue inmóvil, de sus ojos se desprende una lágrima a modo de respuesta.
¡Pero esto es fabuloso! –comenta el doctor al enterarse - estamos haciendo grandes progresos. Siga hablándole de sus sueños y de lo felices que van a ser  cuando vuelva a la realidad.  Está luchando por ello y sus palabras la atraen con fuerza. No se desanime y ella no se rendirá. Estoy seguro de que logrará regresar a la vida, todos los parámetros señalan que está empleando su fuerza y su fe  para conseguirlo.
Si, Manuela, el viaje va a ser muy largo……el tiempo es efímero y a la que nos demos cuenta, estaremos juntos para siempre en el paraíso que forjaste en tus investigaciones. He preparado el equipaje, tus ropas, pinturas, cuadernos y apuntes…….. Si, Manuela, todo está listo. Continuó él proyectando la película multicolor que atraería a Manuela a sus brazos.


domingo, 1 de febrero de 2015

SUEÑOS ROTOS


Llegado el momento, nadie quiso hacerse cargo de Toni. Había custodiado la casa y a la familia sí, había hecho compañía y salvado obstáculos y situaciones difíciles a todos los suyos, esas  que solo un perro puede salvar.
Era viejo, estaba enfermo y necesitaba cuidados y dedicación.
Todo el mundo empezó a recordar que el perro, de joven, cuando todavía tenía vigor, ladraba y de vez en cuando mordía.  Hacía su vida, recabando atención por doquier con esas armas que solo los perros saben emplear. Pero primero había sacado su camada adelante sin apenas recursos, y ocurrió que todo sacrificio empleado le sirvió después para ser un autentico superviviente y salirse siempre con todo lo que quería.
Tropelía, eso es lo que llegó a continuación. Eso es lo que vivió. Eso fue lo que le hizo ser más fiero y cruel, pagando con esa misma moneda no a los que le habían atropellado  (puesto que no estaban con él) sino a todos cuantos se ocupaban de su cuidado.
Era noche vieja, una noche como otra cualquiera cuando  uno de los perros que abandonaron al viejo y decrépito Toni, Verdino, se presentó a reclamar “sus derechos”
-Vengo a realizar mi deber  de  cuidar  de Toni, tengo derecho y  lo haré durante seis meses, de enero a junio, los otros seis meses te encargas tú.
-Llevas toda la razón, derechos y obligaciones  van siempre unidos y  tienes todo el derecho del mundo. Desde que te independizaste, y eso hace 6 años, no te has acordado de que los tenías, y  todas  mis necesidades las ha atendido Azulón. Dadas las circunstancias que han rodeado  mi vida, estos últimos cinco años han sido especialmente duros, por lo que creo que pasando por alto ese largo  tiempo en el que no te has  preocupado,  justo sería  que ahora, cuando quieres ejercer “tu derecho” lo hagas al menos durante el mismo periodo.
-Mientras decido si lo hago durante ese tiempo o no, vamos a decidir la compensación que tendré. Que me entregues todo con todo cuanto percibes, sería lo normal. Solo de esa manera me haré cargo  de ti
-Nunca le pedí compensación  por mi ayuda y dedicación, sin embargo durante los últimos seis meses, desde que pasó a  formar parte de mi hogar, comenzó a darme  la mitad de sus recursos. -puntualizó Azulón-
-¡Yo lo quiero todo! ¡O me quedo con todo o no me lo llevo! Hemos de tener en cuenta que Amarillo  se niega a cumplir su parte  y su tiempo lo tenemos que suplir entre nosotros.
Se produce un largo silencio, Toni  mira a ambos perros y aguarda pacientemente mientras por dentro  aúlla tragándose sus quejidos para que nadie  perciba su dolor.
 -¿Qué he hecho? ¿Cómo he podido estar tan ciego? He despreciado el amor, la dedicación  y la ayuda de Azulón y ahora ¿Qué  va a ser de mí? 
Entonces, el viejo perro comenzó a darse cuenta de cuánto había tenido y perdido por su estupidez perruna,  que no le dejo ver la diferencia que había entre sus herederos. Y que, cegado por el odio y rencor castigó  e hizo  pagar a aquel que le había ayudado, todas las injusticias que los otros le habían hecho sufrir. Pero en su fuero interno sabía que ya no había remedio  y metiendo su rabo entre las piernas, en silencio dejó  que las circunstancias se desarrollaran como Dios tuviera previsto. Sus sueños de llegar a ser el patriarca del clan se hicieron añicos y ni siquiera recogió los trozos.                    ¡¡Aaaauuuuuuh!!   =  ¡¡Ya no tengo otra salida!!

EL DESEO DE LA CRISÁLIDA



  Estalló la primavera y  todo tipo de vida comenzó a desplegarse  con ella. Los almendros se vestían  de novia al reventar sus brotes y a sus pies aparecían  las flores silvestres  semejantes a grandes guirnaldas  todo en derredor. Todo tipo de insectos pululaban entre unos y otras. Y, también los capullos de seda empezaron a eclosionar.
—Vamos, despierta, ¡es la hora de salir al mundo!
—Hola, ¡qué guapa estas con ese colorido tan variado!
—Tú en cambio, eres azul y hermosa  como el cielo.
—Pero, ¿qué haces dentro de mi capullo?
—Lo hicimos juntas, ¿no recuerdas?,  me contabas  tus deseos de convertirte en un estupendo ser humano en lugar de hacerlo en una preciosa y efímera mariposa cuando te dormiste rendida por el esfuerzo.
 —Sí, es verdad.  ¡Era tan hermosa aquella mujer que nos alimentaba con las hojas de morera!  Ya ves, mis deseos no se han cumplido.
—¿Sabes cómo los humanos llegaron a serlo?
—¡No!.
La crisálida multicolor comenzó a contarle lo que había aprendido durante su tiempo de oruga:
—“Había millones de células en el fondo del mar, una forma de vida que no conocemos nosotras y que, con el movimiento incesante de las aguas ascendían y descendían continuamente. Algunas  invadidas por su innata curiosidad, observaban cómo, cuanto mas ascendían, mas diferencias encontraban. Había más luz, el agua era más cálida y el plancton era diferente y más sabroso. Y comenzaron a subir más y más hasta alcanzar la superficie. Durante el trayecto, fueron adaptándose al nuevo hábitat. Crecieron, desarrollaron esqueleto, músculos, aletas, escamas que les protegían, ojos, branquias. Se convirtieron en peces.  Y  así, con el primer salto para salir del agua quedaron impactados con el azul intenso del cielo. Les gustó. Y comenzaron a saltar y saltar, y al acercarse a la orilla, encontraron que el contraste del azul del cielo con el verde del bosque les gustaba y atraía más”.
—No entiendo la relación de tu historia  con los seres humanos
—Lo harás, no te preocupes,  tan solo escucha. 
—“Con su ansiedad de poseerlo todo, encontraron la forma de vivir en el agua y en la tierra. Se arrastraban y salían a tomar el sol. Desarrollaron garras y fuertes fauces  con las que adaptarse al nuevo hábitat. Se convirtieron en reptiles que al salir  a tierra tuvieron que alzarse para conseguir el alimento de los arboles gigantescos que encontraron. Se irguieron. Las cuatro extremidades con las que caminaban, se convirtieron en dos piernas y dos brazos. También encontraron a otras especies que se les habían adelantado en su exploración y comenzó la carrera por llegar los primeros a todo lo desconocido para obtener siempre más que los demás. Creció una lucha de poder que hacía que se destruyeran entre ellos. Ese fue el comienzo de la humanidad y con ellos llegó  la destrucción a través de su  pecado original (el ser y poder más que nadie, más que Dios)”.
—¿Ya no existen células ni peces?
—Si, también existen. Son los que se quedaron en su hábitat, conformándose con lo que eran, y que no intentaron llegar a ser algo diferente.
 —-Y, ¿qué pasó entonces? ¿Murieron los osados que si quisieron?-preguntaba la mariposa azul
—No. “Mutaron y mutaron y mutaron, según las necesidades. A través del tiempo se sucedieron drásticos cambios en el clima que propiciaron esas transformaciones. Y, a la vez que cambiaban su físico, también lo hicieron mentalmente. Si crisálida azul, ¡¡llegaron los humanos!! Y con ellos la pérdida del planeta que los vio aparecer”.
—¿Qué dices visionaria multicolor? ¿Acaso no estamos nosotras en él y todavía está vivito y coleando?
—Sí, y así seguirá durante mucho más tiempo, muchas otras mariposas lo disfrutarán también. Pero la ambición humana lo  está arruinando y lo llegará a destruir.
—Tú eres una efímera mariposa pero intensamente. Naces, vives y mueres  con toda tu plenitud. Los humanos viven más tiempo, pero terminan decadentes. Cuando nacen y cuando mueren necesitan ayuda. Nosotras no. Créeme, su naturaleza no tiene nada que envidiar.
—¡Vayamos a volar multicolor! Disfrutemos de ser nosotras mismas y dejémonos de metamorfosis absurdas.
— ¡Si, azul maravillosa, vivamos nuestro tiempo!